Juan Coronell Especial para Fm Top.
Este domingo, cuando Sergio Galleguillo terminó su show en Cosquín, se dio por finalizada la 62° edición del Festival Nacional del Folklore. Fueron nueve lunas intensas, muy celebradas y donde no faltó la emoción de la vuelta.
Que en las noches del lunes y martes la fiesta haya continuado en la Próspero Molina con el Cosquín Cuarteto, no parece haber sido casualidad: había que calmar tantas ganas de reencuentros y celebración ya sea cuarteteando o folkloreando. Pero vamos a hablar de lo que dejaron las nueve lunas coscoinas en una edición donde la Pandemia, el clima y otras yerbas hicieron de las suyas.
Todo lo que se pueda hablar va a estar fuertemente atravesado por el contexto sanitario, que fue noticia desde el vamos cuando Jairo y Jorge Rojas (principales figuras de la primera noche) no pudieron estar por Covid. Además, esa luna tuvo la lluvia que opacó la primera actuación en soledad de Juan Fuentes. Salvo esos imprevistos para quienes estaban arriba del escenario, lo demás fue muy organizado en cuanto a la grilla. Siguen las lunas temáticas sin tantos artistas y con un cronograma que salvo excepciones, se cumplió a rajatabla.
Decimos que todo estuvo atravesado por la Pandemia y por la celebración, que permitieron que no molestasen tanto ciertos fallos técnicos en el sonido. Cosquín no se puede permitir que artistas tengan problemas o directamente no se escuchen, como le pasó a Luciano Pereyra, quien -diferente a otros años- pudo sacarse el mal humor. El mismo que tuvieron varias veces quienes fotografiaban, por el exceso de humo que pusieron en el escenario, aunque este año vale aclarar las luces estuvieron mucho mejor que en otras ediciones.
Bodas de oro significativas
Pero hablar de esta edición es nombrar sí o sí el Pre Cosquín. El evento que cumplió 50 años y de donde aparecen nuevos valores del folklore fue el mejor de los últimos tiempos. Fue noticia desde el vamos por permitirse una inclusión que se celebra, pese a que sigue siendo un mundo -el del folklore- bastante conservador. Ferni de Gyldenfeldt, cantante trans no binaria, logró por una denuncia no haya géneros en las categorías del certamen, algo que fue muy festejado como también que la Comisión cumpliese con el 30% del cupo femenino. Algo que dicho así suena muy lindo, pero visto en el escenario no tanto. Siguen faltando mujeres en los escenarios y sobre todo en estos.
También cumplió sus bodas de oro el escenario llevando el nombre de Atahualpa Yupanqui y fue homenajeado de la mejor manera en la séptima luna. Esa noche fue Cosquín en estado puro, con Raly Barrionuevo sólo con la guitarra haciendo de las suyas. Así como “Don Ata” en sus tiempos, así como José Luis Aguirre un rato antes, el santiagueño regaló sus mejores temas y también los siempre escuchados que homenajeó en su último disco 1972. Como hiciera Jorge Cafrune con Mercedes Sosa, alguna vez, le cedió el escenario a Daniela Calderón, una cantora que recibió un aplauso cálido. Además de compartir “lo que se había generado atrás del escenario”: una guitarreada con Mariana Carrizo, Micaela Chauque, José Luis Aguirre y Peteco Carabajal.
Esa noche la poesía fue única y los cruces, como los de antaño, devolvieron el espíritu del duende coscoino al Festival y de quien nombra al Escenario.
Grandes momentos afuera y adentro
Si de mística hablamos, entonces hay que mencionar al poeta Hamlet Lima Quintana, que camino a los 100 años de su natalicio tuvo un homenaje a la altura, en medio de los ciclos de charlas, talleres y los Encuentros de Poetas con la gente. Porque Cosquín es el Festival, pero al Festival lo hacen muchos “Cosquines”, el de los espectáculos callejeros, el de las Peñas -más allá de la Oficial- y varios rincones que son una verdadera trinchera artística, como “El Patio de la Piry” que juntó mucha gente noche a noche, para escuchar a muchos artistas que no estuvieron en la grilla.
Y a Cosquín lo hace muchos momentos del Festival en sí. Como en la última luna los premiados o reconocidos. Sin lugar a duda el que se llevó todos los flashes (y las estatuillas) fue Nahuel Pennisi, quien regaló uno de los momentos de esta edición cuando cantó junto a Abel Pintos en su presentación, en lo que fue la noche más concurrida y la misma en la que actuó el villamariense Fabricio Rodríguez. Nahuel con su número se aseguró ser Consagración de este año, lo mismo que logró hace unas semanas en Jesús María.
También se llevaron justísimos reconocimientos en el Cámin de oro reconociendo la historia Las Voces de Orán – a 50 años de ser Consagrados-; Marité Berbel, quien también ganó el “Nelly Omar” por mujer trabajadora del folklore y Los Carabajal. Los santiagueños con “Musha” Carabajal a la cabeza devolvieron ese “premio” regalando un momento muy especial con la gente. Y Mario, por su parte, regaló otro momento más que especial cuando en la octava luna juntó a todos los consagrados de las últimas ediciones para que “haya renovación”. Por eso una de las postales en este 2022 fue la del Dúo Orellana Lucca, La “Bruja” Salguero, Adrián Maggie, “Lele” Lovato, “Indio” Lucio Rojas, “Chaco” Andrada y el líder de “Los cara” cantando a Hernán Figueroa Reyes y al río Cosquín.
La “cinta coscoina” se le entregó al Dúo Coplanacu por su trayectoria, la revelación fue para Sofía Assis y las postales para un público que disfrutó -y mucho- a una Soledad, con su originalidad y autenticidad de siempre; a Jorge Rojas y Ahyre bajo la lluvia y la bendición de siempre; a los Manseros Santiagueños bajo otra lluvia pero de lágrimas, por lo emotiva que fue su actuación; un Pedro Aznar en modo virtuosos para versionar de la mejor forma clásicos del folklore; la fiesta del “Indio” Rojas; el carnaval de Sergio Galleguillo y el regreso necesario y conmovedor de Ofelia Leiva, después de 21 años a la Plaza.
Una vuelta que emocionó como la de cada persona que volvió a Festival al este año. Que volvió a ver el milagro, porque Cosquín volvió a cantar y volvió a festejar por quienes y con quienes volvieron. Con todo lo que eso significa y con la falta que venia haciendo.
@juanjofotos12
@juanjosecoronnell
Periodista.