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Murió en la cárcel y reclaman que un guardia no estaba en su puesto

Adrián Ariel Aballay era conocido como judoca: graduado en abril de 2004, se había consagrado campeón nacional de Kyu. Y en diciembre de ese mismo año, además, había dado su examen de cinturón negro. Adrián Ariel Aballay era un hombre del judo: como su padre, como su hermana mayor que se destacó en el deporte entre finales de los 80 y principios de los 90.

Adrián Ariel Aballay era: durante la madrugada del sábado murió en el pabellón “A” de la cárcel de Villa María, donde estaba alojado, condenado por extorsión. Murió y le faltaba tan poco: en tres semanas volvía a su casa -incluso, ya podría haber estado afuera de no haber sido porque le negaron la libertad condicional-.

Tenía 46 años y lo encontraron tirado en el piso.

“Ya no había nada por hacer”, dice el texto.

Ayer, un periodista me compartió audios de un preso.

El preso dice que “este chico se descompuso a las cinco de la mañana”. Dice que el guardia que debería haber estado en su puesto de trabajo, no estaba. Dice que, “supuestamente”, hay un botón antipánico dentro de la celda y que lo tocaron y que hubo gritos y que nadie respondió y que recién a eso de las 7.30, 8 de la mañana apareció alguien y se hizo algo que ya no tenía sentido. Dice que “lo pior de todo” es que estaba a tres semanas de salir. Dice: “A lo mejor era la hora de él. Si le hubieran dado la condicional por lo menos hubiese fallecido en la casa con la familia. La verdad que no hay palabras para esto”.

Dice que pudo haber sido un infarto. Dice que es bravo. Dice que se pasa bronca y lo dice sin bronca, pero sí con algo que se parece al cansancio o la resignación. Dice que pidió, para sí, la condicional en diciembre y que le pidieron una pericia psicológica que hará recién en febrero porque este mes hay Feria Judicial. Dice que a lo mejor mañana le agarra un infarto a él y vaya a saber: lo que es el destino. Dice que cuando llevaron a Aballay a enfermería, otro preso estaba siendo derivado, grave, al Hospital Pasteur. Dice que nadie miente ahí adentro, en el penal. Dice que nadie les da bola. Dice que tapan todo. Dice que ojalá al guardia le “hagan algo”.

 

 

fuente: El Diario

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