La crisis del oficialismo generaron un escenario impensado para Juntos por el Cambio. Descuentan un triunfo en noviembre, pero ahora creen que hacia 2023 pueden recuperar el poder. El rol de Bullrich y Cornejo para mantener la unidad y las ventajas de Rodríguez Larreta.
En Juntos por el Cambio tuvieron un doble éxito el domingo: ganaron una elección con sorpresas y fueron testigos de la implosión del oficialismo, un escenario impensado y que les deja el camino allanado para pensar en ser alternativa real de poder. Es decir, no solo en noviembre.
La estrategia es no involucrarse en la pelea interna, más allá de lo discursivo. Si hay algún llamado de rescate o pedido de ayuda, no habrá respuesta. Alfredo Cornejo, presidente de la UCR, es un hábil conocedor en el arte de calcular los pasos ante la crisis del rival. Lo hizo en Mendoza entre 2011 y 2015 y ahora, con otro perfil, le toca algo parecido. Cornejo puso un freno y dijo que lo que ocurre no es una crisis institucional, sino una pelea interna del partido de gobierno. La diferencia no es sutil: si se declarara realmente como crisis de las instituciones la situación ameritaría una intervención activa de la oposición, un involucramiento que, como la mancha venenosa, podría afectarlos. La idea de un conflicto palaciego los deja como espectadores y en una situación más cómoda para administrar los tiempos.