El pasado sábado 07 de septiembre, Córdoba se convirtió en Montevideo por unas horas. Primero, por un taller que el compositor, percusionista, docente y director de murga dio sobre este género. Segundo, porque por la noche recorrió su carrera musical y presentó su último show que lleva el nombre de la capital uruguaya. A continuación, algo de lo que se vivió en Platz Espacio Cultural ACIC.
Sencilla flor para los ojos de este mundo
“Es como que estamos viviendo una época de pura brillantina y que nos importa solamente lo inmediato. No nos juntamos a escucharnos, a filosofar, a tomar una copa de vino, a disfrutar de la cuestión familiar… Es toda una inmediatez tremenda y nos perdemos el detalle” confesó, promediando su show, Edu “Pitufo” Lombardo. Tal vez por eso él se encargó de hacer de su actuación algo brillante y no de “brillantina”.
Para que una noche sea de esas características, primero debe comenzar pidiendo al iluminador que prenda las luces, para convertir a la sala en una especie de tablado. Eso no afectará al fin último, si no que lo completará. Porque el brillo empezará desde el escenario, gracias a un señor responsable de eso. El mismo que se crió en un barrio cooperativo, quien a los once años armó El Firulete con otros gurises y que, con el tiempo, pasó a ser la Contrafarsa. El que hace cuarenta años tuvo su primera salida en carnaval como platillero de Falta y Resto; quien en 1988 y 1989 ganó el primer premio del carnaval con esa murga, para luego hacerlo con otras: La Gran Muñeca, Contrafarsa y Asaltantes con Patente. El que formó parte de Los Que Iban Cantando, grupo muy importante en la historia de la música uruguaya, como también fue partícipe de las bandas de Jaime Roos, Jorge Drexler, Fernando Cabrera y varios más.
El que desde el mismo comienzo cantó y contó sobre esa Alquimia que es la murga; que nos hizo viajar virtualmente a Montevideo, saludando a los barrios de allí y por ser y estar – en todo momento- en carnaval; y trajo los tambores del candombe, con Pa’ la gramilla, para saber que está “en su pulso la esperanza”.
Toda la vida ensayando
La historia y la ligazón de “Pitufo” con el carnaval es muy fuerte. No sólo por haberlo vivido y alimentado desde pequeño, como se nota en Rocanrol, canción que abre su primer disco solista; o cuando recrea clásicos de la música uruguaya de “Mandrake” Wolf, Amor Profundo, u homenajea a Eduardo Mateo o Juan Carbajal “El Sabalero”; si no también cuando puede viajar mentalmente a Jujuy y cantarnos lo que pasa allí, con El Carnaval de Dani; o viajar en el tiempo, con Bien de al lado para saber cómo aprendió desde lo visual y auditivo a escribir y hacer murga, a través de su primera canción compuesta.
A veces Lombardo y murga son sinónimo. Como si él fuese una especie de herencia de esta y viceversa. Como si fuese un profundo trance, como se escucha en Herencia de Cuareim. Como si él fuera una de las razones de que la tierra se confunda con el cielo, como cuenta en Murga Madre. Esa especie de declaración de amor y descripción de lo que significa la murga, que hizo junto a Pablo Routin.
El diablo en los carnavales, Lagartombe hecha en conjunto con Marcel Keoroglián y Ruido de camiones, concluyeron la velada con toda la sala bailando y moviendo los brazos como cuando en los tablados sucede la magia. Como cuando suceden cosas brillantes, que en gran medida es por este “Pitufo” gigante, quien logra guitarra o platillos en mano, que haya peligro de murga y que, por un momento, todo quede quieto en realidad…
Crónica y fotos: Juan José Coronell