Juan José Coronell. Especial para Fm Top.
Un rayo de luz…
El pasado fin de semana se llevó a cabo la 66° Fiesta Nacional del Maní, en Hernando. A continuación, la crónica de un domingo que tuvo de todo y encima lo tuvo a Abel Pintos…
Sábado 27 de noviembre. Desde temprano en la mañana están acomodando todo en la Plaza San Martín, esperando que llegue la noche y con ella el gran cierre de una nueva edición de la fiesta que celebra al maní, su exquisitez y su importancia no sólo nutritiva si no económica. Ya pasó el viernes “Lagarto” Guizzardi, que hizo su programa desde la localidad; también ya pasó Alfredo Leuco que hizo su programa de radio desde la “Capital Nacional del Maní” y la apertura de “Exposición Comercial, Industrial, Artesanal y de Microemprendimientos” como también la Asamblea Anual de la Red Científica y Tecnológica del Maní Argentino, con el fin de fomentar el desarrollo y crecimiento del maní argentino.
Es que en Hernando todo es maní, no solamente se consume si no que se respira en todas partes.
Sábado 27 de noviembre. Ya pasó el mediodía y hay algunas caras que empiezan a preocuparse. Desde Río IV llegan informes de que por la noche tal vez no se pueda llevar la elección de las soberanas, quienes representan la localidad y su festividad por todo el país y defienden a la región en cada rincón de la Argentina.
Tampoco -y para muchos, peor- no actuará Abel Pintos y el resto de los artistas que fueron llamados a engalanar la ciudad. El problema con que no toque el nacido en Bahía Blanca es que en estos días fue tan importante como el maní: Se respiró Abel en todos lados.
Sábado 27 de noviembre. La lluvia deja de ser un pronóstico y se convierte en realidad a las 20 hs. Hace seis horas que pospusieron las actividades. Todo el mundo junta energías para el domingo y le pide al cielo que no llore más.
Siempre que llovió…
Ya es domingo. Parece que no han quedado rastros de lo que fue un aguacero. Mejor así.
La gente ahora sí está preparándose para llenar la Plaza San Martín. Ya no falta nada para que lleguen de a miles durante toda la jornada. Mejor así.
Todo lo que pasó el sábado ya se esfumó. Y la sensación de no estar en un recital multitudinario, también. Ya pasó demasiado tiempo como para seguir esperando.
Por eso a las 18:30, cuando las autoridades ya estaban ocupando sus asientos y la carpa de prensa empezaba con sus actividades (aplausos apartes a la prensa del evento), los que subieron para dar el puntapié inicial fueron Los Giovos. Este dúo de Río Ceballos conformado por Luciano y Facundo Giovos (este último quien participó en el reality La Voz Argentina) ya venían tocando en bares y cruceros, pero en estos meses empezaron otro tipo de shows en otros tipos de viajes.El del éxito que, si lo saben llevar, los puede llevar muy lejos.
La otra cantante que subió y cosechó los aplausos de quienes estaban allí fue Luciana Irigoyen, quien también participó del programa que fue furor este año. Ella con una voz tan potente y dulce a la vez, fue la responsable del silencio para escucharla cuando la tarde ya se iba. Diferente a ella, que llegó para quedarse, que en sus versiones no sólo hacer recordar a “la Pantoja”, si no que animándose a varios géneros puede regalar lindos momentos. Que se convierten en únicos cuando se entrega por completo como en “La Gloria de Dios”. Esa canción que cantó con Montaner en La Voz y que se la dedicó a quienes perdieron seres queridos en el último tiempo.
Cuando “Lu” subió al escenario, ya habían hecho la apertura el Ballet “Atahualpa Yupanqui”, de Gral. Cabrera, dirigido por el profesor Marcelo Urquiza. “Renacer” se llamó la particular intervención que representó el dolor de la pandemia y terminó con un aplauso muy necesario cuando la pantalla mostraba imágenes del Hospital Municipal Dr. Pascual Tirro.
A las 21:30, la conductora Ivana Ferrucci anunció lo que todos querían escuchar y eso fue el detonante de la alegría general o la locura compartida. Porque querían escucharlo a él, porque necesitaban verlo a él, que, con un impecable saco blanco, vestido para la ocasión subió al escenario y en la primera sonrisa valió la pena toda la espera…
Abel comenzó a cantar “El amor en mi vida” y la noche presentó credenciales de inolvidable. El show que duró casi dos horas y media y que paseó por todos sus éxitos, y por su nuevo trabajo, fue una bocanada de aire fresco después de tanto tiempo sin festivales. Por eso la felicidad de él fue la del público: “Si estamos acá es porque podemos respirar un poco con más tranquilidad”, dijo y agradeció la insistencia de la organización por haberlo querido llevar varias veces. “Vamos a dar lo mejor de nosotros para honrar esa insistencia y cariño que tuvieron conmigo y mi equipo”, sostuvo.
Canciones como “Espejo” y “De mí, contigo” fueron festejadas casi como “Ya estuve aquí” o “Aquí te espero”, “Oncemil” o “Cien años”, con lo que demostró una vez más que desde “Sueño Dorado”, todo lo que toca Abel lo convierte en oro.
Muchos, muchos momentos altos tuvo la participación del cantautor, como cuando cantó “La Llave” y “Mariposa” como si fuese un living a cielo abierto, mimetizarse con él y dejarse llevar hasta conmoverse, hasta cantarle a él o a la persona que estaba al lado “Contigo es la vida tan hermosa/Un sueño sin fin”…
El baile llegó con “El hechizo”, “Camina (Suave y elegante)”, “Cuantas veces”, “Y la hice llorar”, con sus coristas Mery Granados y Antonella Giunta, repartiéndose el protagonismo. Cerca del final “Sin principio ni final”, “Cómo te extraño”, “Tu voz” y “Piedra libre”, fueron un popurrí demasiado hermoso, sutil y sensible, un regalo muy lindo a su gente que le gritaba “No me importa dónde vas, quiero ser tu acompañante”.
La fiesta fue tanta con Abel, que cuando se interrumpió el show por apagarse las luces del escenario, él siguió brillando. Y es que la garantía estaba con él en Hernando. Porque tanto con las luces apagadas, como con la lluvia del sábado, todos sabían que se iba a poder celebrar. Porque Abel Pintos es casi como lo que canta: Un rayo de luz.
@juanjosecoronell
Periodista